Hola, mi nombre es Claudia Nava; soy comunicóloga de profesión y me considero una apasionada de las relaciones humanas; un ser sencillo que disfruta de lo que para muchos pudiera ser lo cotidiano.

Nací un 30 de octubre de 1978 en Acapulco Guerrero, México. Soy curiosa por naturaleza y desde niña buscaba entender el por qué y el para qué de las cosas y circunstancias a mi alrededor; cualidades que he ido fortaleciendo con el paso de los años.

Cantar bailar, recitar, escribir y nadar, eran mis pasatiempos favoritos durante mi niñez; sin embargo, mi capacidad de empatizar y mi nivel de sensibilidad me llevaron a ser etiquetada como “llorona”, “cursi” y “exagerada”; a tal grado que comencé a reprimirme hasta llegar a convertirme en una niña introvertida; pero la comunicación, que es parte fundamental de mi esencia, se comenzó a manifestar a través de la escritura y fue por medio de reflexiones que plasmaba en mis libretas, que encontré mi manera de expresar todo lo que no podía decir verbalmente, por miedo a ser juzgada.

Buscando comprender mi interior, mejorar mi seguridad, perfeccionar mi comunicación conmigo misma, con mi familia y con las personas de mi entorno, deseaba estudiar psicología o comunicación; eligiendo esta última por las facilidades que el contexto me proporcionaba en esa época. Hoy agradezco a mi yo, del pasado, por haber tomado la mejor decisión.

Fue hasta sexto semestre de licenciatura que logré vencer, casi en su totalidad, mi miedo a compartir mi punto de vista respecto a algún tema y fue gracias a que uno de mis profesores me retó a exponer mi ensayo “La comunicación y la apertura al conocimiento”, y defender mi postura ante un grupo de maestros especialistas en el tema; ese día, algo se movió dentro de mí y pasé de ser la alumna de dieces que no participaba en clases, a  la alumna universitaria que con mayor ímpetu, buscaba fundamentos para sustentar sus puntos de vista.

Aprender y compartir, se convirtieron en mis dos nuevas pasiones y recién egresada de la universidad, fui invitada para quedarme a dar clases en la que fuera mi alma máter, la Universidad Loyola del Pacífico, en mi ciudad natal. Aunque mi estancia en Acapulco fue corta después de titularme, ahí me forjé como comunicóloga y como profesora universitaria, siendo esta última una labor a la que me dediqué con gran cariño durante más de 10 años.

Tras mi cambio de residencia y después de haber puesto momentáneamente en pausa mi labor docente a nivel licenciatura, trabajé por casi cuatro años en Coca cola, Baja California Sur, como encargada de atención a clientes y televentas y posteriormente en el área de recursos humanos, para volver después a la docencia, sin embargo, tras la fuerte carga laboral, comencé a lastimar mi garganta a tal grado de quedar afónica cada semana y lastimar mis cuerdas vocales; trabajé fuertemente para no perder la voz y ayudándome con ejercicios de respiración consciente y ejercicios vocales, logré fortalecerla sin lastimarme. A partir de ese momento y con la firme convicción de contribuir en el fortalecimiento de las habilidades comunicativas de mis alumnos universitarios, fui incorporando en mis clases, actividades que les permitieran perder el miedo a exponer temas en público y diseñé un programa al que llamé: “Desarrollo de habilidades para a hablar en público”, poniéndolo a prueba en los salones de clases.

Aprender y compartir, son pilares fundamentales en mi vida, sin embargo, esos textos que escribí en mi adolescencia en libretas que celosamente guardaba, permanecían sin ser compartidos, pero fueron tomando vida y pude compartirlos a partir del 2014, cuando fui invitada a colaborar en “El Comentario Semanal”, revista publicada por la Universidad de Colima. En 2017 publiqué mi libro: “Memorias y retratos”, que contiene un compendio de los textos publicados en la revista para la que colaboré años atrás.

Después de varios años de impartir clases en tres turnos, pasé por cuadros de estrés en varias ocasiones y en el año 2015 elegí renunciar a la docencia; dediqué tiempo para reestructurar el que se convertiría en mi primer curso-taller: “Sin miedo a hablar en público”; el cual comencé a promocionar en mis redes sociales en junio de ese mismo año, logrando impartirlo en 3 ocasiones durante los últimos meses del 2015, convirtiéndose en mi principal fuente de ingresos.

A partir de ese momento surgió Claudia Nava Comunicación, mi emprendimiento dedicado a ayudar a las personas que desean mejorar sus habilidades comunicativas, a través de asesorías personalizadas, cursos, talleres y conferencias. Con el tiempo, fueron surgiendo más clientes, entre ellos, empresas, para las que diseñé temarios especiales y desde entonces a la fecha, he tenido el gusto de crear diferentes talleres, en las áreas de comunicación, relaciones humanas, atención a clientes y liderazgo; impartiendo capacitación para empresas y para el público en general.

En 2020, con la llegada de la pandemia, comencé a impartir mis talleres en formato Online, logrando ampliar mi cartera de clientes y en 2022 di vida a “Comunicación consciente”, un programa de transformación en el que llevamos de la mano a las personas que desean fortalecer su autoliderazgo para poder lograr una comunicación asertiva, desde el amor y no desde el miedo.

Amo contribuir en el crecimiento personal y profesional de los seres humanos mediante el fortalecimiento de sus habilidades comunicativas. A través de mis asesorías, cursos, conferencias, de mis textos y reflexiones, busco aportar valor a las personas; esa es mi manera de plantar semillas y ser fuente de transformación para mí misma, para las personas de mi entorno y para mi comunidad… Yo elijo sembrar semillas de amor, ¿qué elijes tú?